F.A.Q. & Galería
Preguntas Frecuentes
Puede que el niño o niña se acostumbre a no hablar dado a que los adultos le interpretan todo lo que quiere, que presente dificultades lingüísticas, que su sistema de maduración sea más lento de lo común, o simplemente que esté siendo criado en un ambiente hostil, sin oportunidades de desarrollo.
Para que un niño hable, primero debe comprender.
Para que un niño comprenda y hable primero debe tener intención por comunicar; Por lo que te sugiero partir estimulando la comunicación, la comprensión y expresión del lenguaje.
La sociabilización es la base del desarrollo del lenguaje, así que, baja a la altura de los ojos cuando le vayas a hablar, cuando te mire a los ojos sonríele, háblale con voz dulce, realicen actividades entretenidas, que logren «conectar» más con la familia. Toma objetos de su interés, luego haz que centre su mirada en el objeto. Una vez hecho esto, llévalo a la altura de tus ojos y verás que tu hijo(a) seguirá el objeto con la mirada, y como tu lo acercaste a tus ojos, tal vez establecerá contacto ocular contigo, en ese momento sonríele, abrázalo, hazle sentir que es importante para ti, comprobarás que tu hijo(a) comenzará a interactuar más con los integrantes de la familia.
Repite esto muchas veces. Cuando el niño(a) diga una palabra, es importante volver a reformular lo que quiso decir. (Ej. si el niño(a) dice <yummi>, el adulto le dirá <sí, mamá tengo hambre>; si el niño dice <mau>, el adulto le dirá <sí, el gato hace miau>, etc.) Cuando el niño vaya a pedir un objeto apuntando con el dedo, nómbrale todas las opciones posibles. (Ejemplo: el niño apunta un plato. El adulto le dirá <¿quieres una taza, una cuchara, un vaso?). Puedes verbalizar lo que el niño(a) hace y lo que tu haces.
Depende de cada caso y la recomendación médica. Nuestra sugerencia es que se realice al menos una (1) sesión semanal. Sin embargo hay niños que pueden requerir dos o más sesiones semanales y otros sesiones quincenales o mensuales.
¡Por supuesto! Es importante que participe de este proceso. Sin embargo, si se observa que tu pequeño se distrae mucho con tu presencia, puedes retirarte. Es importante poder crear una relación de confianza con el niño para poder profundizar en lo que se requiere, sin presiones, por lo cual cabe la posibilidad de que no puedas permanecer presente en todas las terapias.
Los tratamientos dependen del tipo de dificultades que presente el niño. Generalmente, comienzan luego de una evaluación, se interpretan los datos y se establece un plan de tratamiento diseñado para resolver las alteraciones de acuerdo a necesidades particulares.
Cada sesión dura entre 30 y 45 minutos, el profesional le indicará la retroalimentación de la sesión y las actividades de refuerzo a realizar para afianzar los contenidos no sólo en una situación.
Sí, atendemos niños con Trastornos del Espectro Autista, con otros trastornos del neurodesarrollo y síndromes genéticos.
Desde los 9 meses de edad, en adelante.